Sobre DAISIES (Věra Chytilová, 1966)
Los estados primitivos del ser humano se encuentran en la boca; acechan en su oscuridad, esperan masticarse. La boca es una máquina de succión. Si la sexualidad se encuentra dormida e infantilizada, entonces el erotismo se transfiere a los alimentos —es un estado germinal y sordo ante las demandas de los genitales.
¿Cómo es posible realizar conjeturas psicoanalíticas ante la imagen surrealista? Por su evidente cercanía con el sueño y el inconsciente. Sin embargo, en Daisies, la parte más significativa de la trama es la arquitectura global de la imagen. Transiciones en travesura que modifican filtros de color, modificación arbitraria de escenarios y secuencias: escenas rotas. Contrastes, guiños geométricos (lo cubista escondido en la traza de los espacios —vestuario incluido— y en las posiciones de los cuerpos que, en ningún cuadro, están situados desconcertadamente). Son paisajes destartalados: teatro de lo informe pero en concierto. Tendencia al collage. Lo visual se encuentra volcado radicalmente en los pedazos que figuran su pasión por los recortes. Hay un sentido inteligente en la reconstrucción del trozo: pedazo de carne, herramienta, abrojo, telas superpuestas, papeles encimados.
La
secuencia de cuerpos recortados es precisa y transita de lo cómico a lo
estridente. Daisies es una película
de la estridencia. Homenaje a la voz niña. El espectador se inquieta en la butaca
confundido, afectado y seducido por la comicidad de la inocencia estúpida,
porque escucha un concierto de balbuceos, lo llama, lo atrapa, lo incita a
la conversación larvaria. La voces se graban en la mente, mantras y susurros, verdaderos deseos escondidos en el observador. Las voces están
desperdiciadas como la comida, se desperdigan entre las escenas, contribuyen al
principio de la película: la acumulación.
El
exceso es propio de lo surreal, brotan las imágenes como si fueran
preeminentes, se acomodan sin sentido (pero están en el dominio de otro sentido). Se yuxtaponen en vez de
contribuir a la secuencia y configuran una trama simbólica. Comer del árbol
prohibido, deglutir manzanas, “ser malas”, dicen los personajes, y esa burla o
guiño a la moral domina la trama apenas intuida: trayectos sin fijezas, paseos
sin porvenir. Una constante ilusión al falo y a la castración: saboreo de
pepinillos, recortes de salchichas, troceado de miembros. De modo cruel, la
fijación por el falo produce risa, el vínculo con los viejos solo puede ser
cómico, están castrados de antemano, su virilidad concluye con ese tren que se
va.
Espacios
quebrados en los que cada lugar representa la yuxtaposición, lo encimado.
Objetos sobre objetos. Cuerpos humanos encima de
cuerpos. Así los cadáveres en las guerras, así las orgías, así los infinitos pasajeros de los trenes. Capas. Por eso cada mujer puede envolverse en una sábana y las sábanas
no tienen fin. Por eso todos los fuegos se esconden detrás del fuego y después
del desastre hay un desastre sin fin.
La
película obedece a la leyenda final que margina la alusión surrealista y
psicoanalítica e instala la imagen en su ámbito político. La película no está
destinada a otra cosa más que a lacerar la urgencia del ser humano volcado en
la atención a la bomba, al discurso sobre las bombas, a la mierda desperdiciada
del capital.
Hay transgresiones artísticas que continúan su impecable ejercicio crítico; susurran su historia, gritan Historia. ¡ANARQUÍA! ¡ANARQUÍA!
EN: http://docfilms.uchicago.edu/dev/calendar/2015/winter/2015-winter-sunday.shtml se recoge esta nota:
Hay transgresiones artísticas que continúan su impecable ejercicio crítico; susurran su historia, gritan Historia. ¡ANARQUÍA! ¡ANARQUÍA!
EN: http://docfilms.uchicago.edu/dev/calendar/2015/winter/2015-winter-sunday.shtml se recoge esta nota:
«(Vera Chytilová, 1966) · Vogel wrote that Daisies was "the most sensational film of the Czech film renaissance... a philosophical statement in the guise of a grotesque farce." Chytilová's absurd anarchism manifests itself in the mischief of two brash teenage girls, Marie I and Marie II. Banned in Czechsolovakia upon its release due to its depictions and imagery of wasting food, the film cemented Chytilová's career as a visually distinct feminist auteur.
runtime: 74 min format: 35mm»
Adenda: Esta película la vi gracias a la proyección del Festival Ambulante (2017), en torno libro de Vogel, El arte subversivo.
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