lunes, 26 de marzo de 2018

UN FRAGMENTO DE RENÉ CHAR

Me levanté a las seis de la mañana, la luz estaba en vilo con sus fuegos de primavera, afuera los corredores dejaban sus sueños en la velocidad; los árboles estaban quietos, quién sabe qué cosas terribles pasan en otros sitios, mientras camino y miro las nubes engordadas y las copas de los pinos: un rezo por los que desaparecen. No había niños, estaban de vacaciones; durmieron más, están en sus casas, todavía cobijados por el tiempo o quizá más indefensos que nunca, marcando para siempre su paso en este mundo. Regresé a casa con la convicción de mis párpados despiertos y su sentido evidentemente errático de cuando se duerme poco; todavía era temprano —hay mañanas que son tempranas para siempre y así se evaden de los recuerdos aunque permanecen fijas en algún lado— y terminé una de las lecturas de Feuillets d'Hypnos (Hojas de Hipnos), de René Char. Hay que hacer ocho, diez, trece lecturas de lo mismo, pienso. Tatuarse la memoria de su desaparición, quebrarse en las palabras, leer en una lengua y otra, alternar: no comprender nada y luego quizá... No sé. Mi sueño ligero en la oscuridad, el espejo entre paréntesis, párpado, no soñé, quizá sí pero no percibí esos signos, fue un sueño conciso, cuatro, seis horas, el tiempo se retrasa y adelanta: somos otros, siempre la otra... Desperté, no había ruido, excepto los pájaros con sus orejas de mares lejanos. 

Aquí un fragmento hipnótico:


«De manera brusca recuerdas que tienes un rostro. Los rasgos que lo modelaban no eran todos rasgos de pesadumbre, antaño. Hacia ese paisaje múltiple se alzaban seres dotados de bondad. En él la fatiga no hechizaba únicamente naufragios. La soledad de los amantes respiraba ahí. Observa. Tu espejo se ha convertido en fuego. Imperceptiblemente vuelves a tomar consciencia de tu edad (que había saltado fuera del calendario), de ese acrecentamiento de existencia con el que tus esfuerzos construirán un puente. Retrocede al interior del espejo. Si no consumes su austeridad, al menos la fertilidad no será agotada.»